Los argumentos del BCE para llevar la contraria al mercado y aplazar los recortes a la segunda mitad de 2024

El mercado está empeñado en empujar a los bancos centrales para que precipiten los recortes de tipos en 2024, hasta el punto de que descuentan para el BCE la primera bajada en marzo con cinco descensos más para el resto del ejercicio. Según fuentes del BCE a las que ha tenido acceso Bloomberg, algunos miembros prominentes del BCE estarían «irritados» con los mercados, por estar descontando un inicio del proceso de recorte de tipos que, a su juicio, no tiene sentido. Según la agencia, el acuerdo en el seno del BCE es fuerte y tienen claro que los tipos no se recortarán en marzo, como llevan varias semanas descontando los inversores. «Los riesgos siguen estando sesgados hacia recortes de tipos más tardíos en comparación con las expectativas actuales del mercado», explica Veit.

La presidenta afirmó este jueves rotundamente que ni siquiera se ha debatido la cuestión de bajar tipos en la última reunión del año, y también, como explican los analistas de ING, «Lagarde evitó responder cuando se le preguntó sobre las seis bajadas de tipos que están descontando los mercados en la zona euro para el año que viene». Hay varios motivos importantes que llevan al Consejo de Gobierno a descartar una bajada de tipos tan pronto como el mercado lo está anticipando, además de su preferencia por esperar a tener el cuadro macro de marzo antes de tomar ninguna decisión que pueda ser precipitada.

La reducción de tasas de interés tiene consecuencias mixtas. Por un lado, puede estimular la inversión y el gasto, impulsando la actividad económica. Los préstamos se vuelven más accesibles, fomentando el consumo y la inversión empresarial. Sin embargo, también puede generar preocupaciones, como el riesgo de inflación y la creación de burbujas financieras. Además, afecta negativamente a los ahorradores al disminuir los rendimientos de los depósitos. La efectividad de esta medida depende de la situación económica y las políticas implementadas. Es esencial equilibrar los beneficios a corto plazo con las posibles consecuencias a largo plazo.

Más razones para esperar hasta junio

Lagarde insistió en que el acercamiento del BCE es «dependiente de los datos» y no «dependiente del tiempo», como parece estar comprando el mercado. «El BCE ha abierto la puerta a que se produzcan recortes de tipos el año que viene después de asumir una caída significativa de la inflación. » El primero es que la propia Lagarde «ha hecho referencia a una meseta de los tipos, entre la última subida y el primer recorte», por lo que la presidenta espera que la estabilidad en el precio del dinero se mantenga durante varios meses. El BCE tiene una corta vida entre los bancos centrales y solo ha afrontado dos ciclos alcistas de tipos.

Uno de los indicadores más seguidos del BCE sobre inflación es el forward a cinco años. El segundo motivo que destaca el banco es que la presidenta sigue haciendo hincapié en el peligro que todavía supone una inflación doméstica que no da señales de debilidad. « Esta inflación se basa en los salarios, y necesitamos tener más datos para entender mejor qué es lo que está ocurriendo, y porqué se resiste tanto a caer», indicó. La inflación doméstica tiene que ver con la evolución de los salarios.

La inflación doméstica, al incrementar constantemente los precios de bienes y servicios, puede erosionar el poder adquisitivo de la población. Esto afecta especialmente a aquellos con ingresos fijos, creando desigualdades económicas. Asimismo, puede generar incertidumbre y desconfianza en el mercado, desincentivando la inversión y el ahorro. Los costos de endeudamiento también pueden aumentar, afectando a hogares y empresas. Los gobiernos suelen implementar medidas para controlar la inflación, pero es crucial encontrar un equilibrio para evitar la recesión. En general, la inflación doméstica puede tener ramificaciones económicas y sociales significativas.

«Conllevan dos riesgos al abrir la puerta, en primer lugar, a que la inflación no vuelva al 2% a finales de 2025 y, en segundo lugar, a que los márgenes de beneficio no absorban lo suficiente de los aumentos salariales actuales para mitigar la presión al alza de los precios de producción», explica Holger Schmieding, economista jefe de Berenberg.


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