Manías, pánicos y cracs del autor C.P. Kindleberger, persigue demostrar al lector, tras un cauteloso análisis de la historia de las crisis financieras (década de 1990 hasta la crisis de 2008), y con ello, el recorrido procíclico que estas han experimentado. Afirmando así que las crisis no son accidentes espontáneos e inevitables, sino que siguen patrones predecibles y repetitivos. Esto remite a la pregunta, ¿Seremos incapaces de aprender del pasado? ¿Si conocemos los patrones porque siguen sucediendo?
La premisa central del autor se encuentra en la idea
de que, en líneas generales los mercados actúan de manera eficiente, no obstante,
existen situaciones en los que los mercados pueden encontrarse atosigados y,
por tanto, necesitar cierta intervención. El punto de inflexión radica en que,
si los mercados son conscientes que en un futuro será beneficiarios de una
ayuda, tienden a colapsar con mayor frecuencia y a actuar consiguiente
ineficientemente. Es decir, la intervención de un rescate con la finalidad de
evitar graves consecuencias puede conllevar a una situación aún más crítica
Kindleberger resalta, los fallos del mercado,
mostrando una importante relevancia sobre la irracionalidad de los agentes y el
desequilibrio de información. Concluyendo como resultado, la ineficiencia del
mercado. Esta explicación se desarrolla a través de la introducción de
conceptos como crédito, burbuja, manía… y la correlación entre todos ellos. Los
cuales explican el origen de las crisis y tras el estallido de ellas, sus consecuencias
a nivel internacional. Dando lugar a fenómenos como el de la inflación. Si, por
el contrario, el mercado fuera eficiente no se producirían comportamientos especulativos
ni se propagarían a nivel internacional.
El autor explica la anatomía de una crisis típica a
través del modelo de Minsky. El modelo desarrollado por Hyman Minsky ayuda a
explicar las crisis financieras en los Estados Unidos, Gran Bretaña y otras
economías de mercado. Minsky destacó que los cambios en la oferta de crédito
eran procíclicos y que aumentaban cuando la economía estaba en auge y
disminuían durante la desaceleración. Durante las expansiones los inversores se
volvían más optimistas y revisaban al alza sus estimaciones de la rentabilidad
de una amplia gama de inversiones y se mostraban más dispuestos a pedir préstamos
(pág. 27, Manías, pánicos y cracs).
Sin embargo, cuando la economía sufría restricciones,
los inversores se volvían más precavidos al igual que los prestamistas los
cuales también reducían sus préstamos cuando empezaron a observar el aumento de
las pérdidas que estaban experimentando. Es evidente que una vez que se llega a
la cumbre de la especulación, únicamente se podía bajar de nuevo.
El autor, propone una
perspectiva que pone énfasis en la inestabilidad del crédito como un factor
central en la génesis de las crisis financieras a lo largo de la historia.
Kindleberger argumenta que los flujos de capitales descontrolados, combinados
con una expansión imprudente del crédito financiero, crean así las condiciones
propicias para manías especulativas y, finalmente, para pánicos financieros. Su
análisis histórico destaca cómo la falta de regulación y la sobre extensión del
crédito han sido elementos recurrentes en la gestación de desastres
financieros.
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